Esta intervención consiste en extraer una toma de encía situada en el paladar para, finalmente, colocarla en la zona que se desea cubrir.
Este es un proceso sencillo y prácticamente indoloro, los pacientes que se someten a esta operación lo hacen bajo anestesia local, por lo cual apenas sentirán molestias en el transcurso de la intervención. Posteriormente, pasarán por un periodo de recuperación de escasa duración.
Este tipo de cirugía dental se recomienda para tratar la recesión gingival. Recesión gingival es el nombre con el que se conoce al proceso en el que la encía va cambiando su posición hacia abajo dejando expuesta la raíz del propio diente.
Si esto te sucede, gracias al injerto de encía se evita que esta retracción siga en aumento, y también se llegará a reducir tu sensibilidad dental, que es uno de los problemas más complicados para los pacientes que sufren estos problemas de encía.
Otro de los beneficios que supone esta intervención con respecto a la salud bucodental es la protección ante las caries, dado que si las encías se encuentran más expuestas a la superficie es más fácil que puedan desarrollar este tipo de enfermedad.
Sin embargo, dejando de lado los diferentes apartados relacionados con tu salud, no hay que olvidar que esta intervención supone también una mejora estética en el rostro del paciente. Es importante que mantengas una buena sonrisa.
Las encías retraídas son bastante más frecuentes de lo que puedes llegar a imaginar. Y existe una razón para ello: hay diferentes grupos de factores que hacen posible que una persona pueda desarrollarla.
Por un lado, una colocación errónea de la dentadura o una debilidad en los huesos podría generar esta recesión. Cualquier problema morfológico que tengas en relación con la boca puede suponer una predisposición a su desarrollo.
Existen causas que afectan de forma directa a esta enfermedad y es importante tenerlo en cuenta. Por ejemplo, un mal cepillado podría llevar a obligarte paciente a pasar por esta operación.
También puedes llegar a encontrarte con algunas causas que escapan de tu control, como lo puede ser el bruxismo desarrollado por el estrés o el traumatismo ocasionado tras una intervención odontológica anterior.
Como puede observarse, son muchos los motivos que pueden llevar a una persona a realizarse un injerto de encía. Es una operación muy sencilla y que se realiza con frecuencia, por ello no hay razón para que le tengas miedo. Todo el mundo tiene derecho a lucir una sonrisa bonita a la vez que cuida su salud.